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quarta-feira, 25 de setembro de 2013

|Caminos de Martí| ¿Qué pasa?

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Alfredo Armando Repetto Saieg es politólogo, de Chile y vive en Argentina. Aborda la situación en Chile que pronto vivirá elecciones nacionales, habla desde el punto de vista de nuestros migrantes, a los que, de repente, en sus países de origen no encuentran el modelo social, político y económico que mejor se adapte a la propia visión del mundo. Además de cepillarse algunos puntos importantes de Chile de hoy, revela también porciones de la #PátriaGrande todavía fragmentada donde algunas piezas no encuentran el sentido de superación del neoliberalismo. Con una pregunta tan común como ¿Qué pasa?, tratamos de repetir las últimas palabras de Allende: "Tengo fe en Chile y su destino". 


|| ¿Qué pasa? 

Para entender la realidad de este país ubicado al final del mundo hay que saber que desde hace cuarenta años no existe la Democracia en su sentido pleno y concreto en Chile. De hecho, ésta fue secuestrada por la barbarie cívica-militar a partir de 1973, por esta misma crueldad y reacción que bombardeara La Moneda, las barriadas populares, las fábricas, las poblaciones, los sindicatos, los cordones industriales formados durante el gobierno de Allende y en definitiva a todos los que se opusieron primero a la asonada golpista y luego a los dictámenes de la Junta Militar que condujo los destinos de Chile a partir de entonces y por diecisiete años. 

Así, mismo después del fin de la dictadura es necesario saber que el país transandino no es democrático. En realidad, el pasaje desde el autoritarismo hacia el régimen democrático que la Concertación ha prometido, nunca se concretó. 

Originalmente, la Concertación Democrática constituye una alianza entre una serie de partidos políticos que lucharon por acabar en lo formal con la dictadura para, de ese modo, dar paso a una falaz e hipócrita transición a la democracia. La Concertación se compone principalmente de la Democracia Cristiana, de los Socialistas - que en un proceso de renovación de sus ideas terminan abandonando los preceptos revolucionarios y de cambio radical en favor de la socialdemocracia - y de más algunos partidos menores, también progresistas solo en las intenciones, como lo son el Partido por la Democracia y los Radicales. Ya 'en el otro sentido' del post-dictadura hay la Alianza, que es un  conglomerado de partidos políticos formado por la derecha más brutal como lo es la Renovación Nacional, a la que pertenece el presidente Piñera - que se presenta como más 'democrática' y 'liberal' - y por la UDI donde se aglutinarán los sectores más rabiosamente pinochetistas. 

Como resultado, en Chile la transición a la democracia fue solo un mecanismo político y legal para racionalizar y consolidar la gerencia alternada en todos los ámbitos (tanto en el social como en lo político, en lo cultural como en lo económico) la peor herencia de la dictadura, a saber: el neoliberalismo. 

Pasa, entonces, que en estas circunstancias políticas e históricas tanto la Alianza de Renovación Nacional y la UDI como la Concertación Democrática son de derecha porque representan los intereses de los que siempre han sido los dueños del país, los intereses de aquella parcela patronal que se ve tan favorecida con el estado actual de la situación. 

En este contexto, la Nueva Mayoría - como está llamada la actual composición de fuerzas en la Concertación para las elecciones de este año - con la que se intenta otra vez llevar a Bachelet al poder, solo es uno más de los múltiples artigulios del ahora conglomerado opositor intentando recuperar La Moneda para continuar con sus negociados y con el disfrute de saberse con el control del poder. 

Esta derecha duopólica, que entre sí se turnan en la administración del régimen neoliberal, logra dominar e imponerse frente a las necesidades de los sectores populares a partir de una serie de mecanismos legales que encontramos en la propia Constitución de 1980. Por lo tanto se deduce que Chile, no solo desde la época de la dictadura más cruel sino además durante todo este tiempo, desde la instauración de la falaz transición a la democracia, continúa sin recuperar la misma. 


Carabineros
Ocurre que a través de la Constitución, aprobada bajo estado de sitio, afectada en su garantía legal y por lo tanto viciada de origen democrático, lo que mejor hace - su finalidad primera - es la de negar con todos sus recursos disponibles cualquier expresión de la soberanía y de la voluntad popular. Así de contundente: lo hizo primero a través del artículo octavo que excluyó de la vida nacional a los partidos políticos de ideología marxista y conjuntamente con otros mecanismos como el de los senadores designados, el Tribunal Constitucional y a partir de entender a las Fuerzas Armadas y a Carabineros como fuerzas del orden, todas garantías para la continuidad del modelo neoliberal. Por último, no olvidemos que lo hace también imponiendo un sistema electoral binominal que resguarda la representación a favor de la clase patronal y en perjuicio de los intereses del trabajador. 

Así que hoy es aún posible decir que Chile no es democrático (ni siquiera formalmente como pasa en otros países donde por lo menos en teoría se dicen respetuosos de los derechos humanos) porque el régimen que nos sometió a sus designios y sentencias, que fuera legalizado a través de la Constitución del año 1980 y posteriormente racionalizado y de esa forma consolidado por la Concertación y sus gobiernos, se basa en la idea del 'enemigo interno'. En otras palabras, quienes nos oponemos a la razón del neoliberalismo y a su gobernabilidad, a sus preceptos y dogmas somos enemigos del país. Por eso la fuerte represión, sin ningún tipo de consideración, en las manifestaciones de los estudiantes y de los trabajadores que solo piden capacitarse y vivir mejor, mientras ellos, a los dominantes me refiero, la única respuesta posible que pueden darnos es aplicarnos ni más ni menos que la Doctrina de Seguridad Nacional que rige y define nuestros destinos. De todas formas, los jerarcas neoliberales tienen la razón porque no se equivocan en el diagnóstico. De hecho, las demandas de los sectores populares en la medida que efectivamente contradicen la necesidad del lucro desenfrenado y de la acumulación privada de capitales de la élite, atentan contra la estabilidad de los neoliberales. Ocurre que los dominantes no están capacitados para resolver las urgencias de la población porque ellos gobiernan, se movilizan y batallan solo por los intereses de esas familias que por ahora continúan siendo las que controlan el poder. 


Protesta Estudiantes
Por fin, muchos son los retos en el camino de Chile, como los derechos de los trabajadores y la educación que sigue toda privada, solo para decir de algunos, pero para las elecciones de este año, lo que vive es la oposición en las calles y lo que resta son las dos principales candidatas: Bachelet de la Concertación y Matthei de la Alianza, ambas hijas de generales. 

                   Alfredo Armando Repetto Saieg 


Referencias

MUÑOZ, Fernando. 'El fin de la izquierda a través del derecho', publicado en septiembre/2013, en: http://www.redseca.cl/

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